Descripción
La llamamos así porque no se puede tener más chocolate. Esta galleta en sus principios iba bañada por la mitad. Sólo por la mitad. Peeeero, unas vecinas del pueblo, al unísono, nos invitaron a bañarlas completamente alegando que cuando se les acababa el chocolate, se terminaba también la gracia. Y así lo hicimos. Nos costó convencerlas de que un mini hueco para sujetarlas con los dedos tendría que haber sin bañar. Refunfuñaron. Ah, y el nombre se lo pusieron ellas. El encanto de los pueblos pequeños.
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